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10 consejos para escribir un artículo terrible (1a. parte)

Configuración de la mesa de trabajo

Por: L. PATRICIA NAVARRETE ZAVALA

Unidad de Editorial

edilaica@ulvr.edu.ec

Para Bert Blocken* no existe ninguna otra ruta más segura para que un artículo no sea publicado que seguir estos 10 consejos:

 

  1. Niéguese a leer la literatura publicada en su campo.

  2. Tome la ruta más corta: el plagio.

  3. Omita los componentes clave del artículo.

  4. Desmerezca las publicaciones anteriores.

  5. Sobreestime su contribución.

  6. Gánese un 10/10 en ambigüedades e inconsistencias.

  7. Aplique referencias incorrectas a sus enunciados.

  8. Prefiera los enunciados subjetivos a los objetivos.

  9. Preste poca atención a la gramática, ortografía, figuras y tablas.

  10. Ignore los comentarios del editor y revisor.

 

En esta primera parte abordaremos los 5 primeros.

 

1. Niéguese a leer la literatura publicada en su campo.

​

Cualquier actividad de investigación que valga la pena debe basarse en un estudio exhaustivo de la literatura, en especial si son artículos de revisión. Si toma en cuenta que la publicación debe agregar algún tipo de conocimiento al campo de estudio, no es rentable –académicamente– repetir trabajos anteriores.

​

En este punto, es conveniente reducir la lectura al campo específico que se está investigando, pero no llegar al extremo de leer solo los títulos y los resúmenes.

​

2. Tome la ruta más corta: el plagio.

​

Si mientras revisa la literatura encuentra algo que le gusta, ¿por qué no simplemente copiarlo y pegarlo? Ya sea una oración o un párrafo completo, sin entrecomillar el texto, omitiendo las referencias al trabajo original, apropiándose de los resultados de otros o torciendo a conveniencia el hallazgo de los demás.

​

No obstante, recuerde que la mayoría de revistas académicas y científicas cuentan con sistemas de detección de plagio, y este, por más pequeño que sea o por muy antiguos que sean los documentos que se plagian, repercutirán no solo en la calidad de su trabajo sino también en su reputación académica.

 

3. Omita los componentes clave del artículo.

​

Los componentes esenciales que debe tener todo artículo deben mostrarse en el orden correcto:

​

  • Resumen del estado del arte.

  • Identificación de la brecha de conocimiento.

  • Especificación de la novedad/objetivos/alcance.

  • Metodología de investigación aplicada.

  • Resultados obtenidos.

  • Conclusiones.

 

Adicionalmente, la metodología debe describirse de tal manera que los lectores tengan suficiente información para repetir el trabajo y obtener exactamente los mismos resultados.

 

4. Desmerezca publicaciones anteriores.

​

Esta “falta de respeto” a publicaciones anteriores se puede hacer de muchas formas:

​

  • Plagiando.

  • Repitiendo el trabajo anterior sin agregar una novedad sustancial.

  • Reclamando hallazgos de investigación de otros (ya sea directamente o sin agregar las referencias adecuadas).

  • No citando las publicaciones anteriores similares o esenciales para su estudio.

  • Realizando comentarios desdeñosos sobre las publicaciones de otros, por ejemplo: “El trabajo de A y B (2020) fue desarrollado de una manera muy pobre, por eso lo hicimos de nuevo...

 

Muchos autores piensan que citar el trabajo de otros le resta valor a la novedad de su propia contribución, nada más alejado de la realidad. Referir correctamente evidencia que el autor es capaz de reconocer la importancia y lo novedoso de la contribución de una publicación anterior, y con ella reforzar la novedad de su propio hallazgo.

 

5. Sobreestime su contribución.

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Es muy fácil caer en la vanidad cuando se trata de los trabajos que uno realiza, y podemos llegar al extremo de convertirnos en expertos en identificar las deficiencias en el trabajo de otros, pero no en el nuestro.

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Las autofelicitaciones incorrectas o injustificadas, solo evidencian una falta de autorreflexión crítica hacia nuestro trabajo, y por qué no decirlo, una completa falta de modestia.

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Utilizar frases como: “este trabajo demuestra por primera vez que…”, o “este trabajo proporciona la primera evidencia de que…” no solo ahuyenta al lector, también crea una barrera –a veces infranqueable– con el editor y los revisores.

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Cuando creemos que un hallazgo es realmente de impacto, es mejor decir: “hasta donde sabemos, este documento es el primer intento de...”, y abrir las puertas a los comentarios de los editores, revisores y coautores/colegas, que nos ayudarán a mejorar la contribución.

 

*Profesor titular en el Departamento de Entorno Construido de la Universidad Tecnológica de Eindhoven (TU/e) en los Países Bajos y profesor titular a tiempo parcial en el Departamento de Ingeniería Civil de KU Leuven en Bélgica.

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