La virtualidad y su aporte a la educación en tiempos de confinamiento
Por: JACQUELINE BERMÚDEZ JOHNSON
La virtualidad desde el 2020, es el eje sobre el cual gira –hasta los actuales momentos– el quehacer de los seres humanos sobre todo en lo empresarial y educativo; y, llevados por un positivismo deslumbrante en medio de tanta oscuridad, la vemos como la solución en un confinamiento mundial nunca antes vivido y que tuvimos con mucha entereza que afrontar, y es así como vemos la necesidad de emplear los medios digitales.
Adheridos a una máquina, con un aprendizaje histórico, esta experiencia nos lleva a analizar y seleccionar toda la gama de beneficios que nos otorga la ciencia y la tecnología, gracias a ella la educación no se interrumpió, más bien persistió y de una forma deslumbrante, porque desde los más pequeños hasta los adultos tuvieron que aprender a manejar diestramente la tecnología.
Los docentes en confinamiento acapararon la atención ya que fueron abocados al manejo de la tecnología, dentro de este proceso que –obligado por una necesidad– se volvió el más idóneo para llegar a cumplir con los objetivos educacionales, en un mundo que vive una hecatombe sin tregua; y, sin darnos cuenta, la virtualidad se volvió parte de nuestras vidas, convirtiéndose en un instrumento mediador, enriquecedor, del proceso de enseñanza-aprendizaje.
El confinamiento dio frutos a través de la virtualidad. Para los docentes surgió la oportunidad de dedicar el tiempo a otras actividades como la capacitación e investigación, muchos de ellos se insertaron en las ofertas de maestrías, diplomados y especialidades apaciguando así ese aislamiento en momentos de estrés. En lo familiar, a fomentar el diálogo intrafamiliar, combinando el trabajo virtual con el cuidado a la familia, lo cual fue un paliativo que ayudó a superar la difícil situación que aún muchos seguimos enfrentando.
Lo virtual soslayó y solucionó la fisura del desempleo educativo, con nuevas alternativas de formación como el e-learning, m-learning, MOOCS, todas basadas en las TIC, a tal punto que, aunque volvamos a las aulas de clases, ya nada será igual, porque de esta experiencia se tendrán que aplicar nuevas estrategias didácticas, ya no será la simple clase magistral, los talleres en un papel, todo esto será historia, ahora nos toca enfrentar una gran transformación educativa, que conlleva un compromiso permanente con lo personal, teniendo en cuenta que en el ciclo vital de la vida humana, todo lo que se produce es para las futuras generaciones y que siempre será proporcional a las necesidades que surjan, aun así, no habrá vida humana aislada de la tecnología, y quienes aprovecharon este espacio sabrán cómo afrontarlo; mientras quienes no lo hicieron, se verán obligados a hacerlo por cuanto el entorno educativo así lo exige.
En conclusión, la virtualidad nos ha acrecentado en conocimientos tecnológicos y ha convertido a los docentes en los pioneros de una era tecnológica a distancia con grandes expectativas; mientras que el confinamiento ha sellado una época tradicionalista del proceso educativo; lo que nos lleva a reflexionar que de lo negativo logramos algo positivo, y es ese gran aporte a la educación que incrementa las exigencias del intelecto y la creatividad virtual, que se erigen como un paradigma educativo.
Jacqueline Bermúdez Johnson
Licenciada en Ciencias de la Educación; Diplomado en Educación Superior Doctora en Lengua y Literatura; Magíster en Evaluación y Diseño de Modelos Educativos.
Dicto las cátedras de Comunicación y Escritura académica, Introducción a la Investigación en la Facultad de Administración de Empresas, carrera de Administración.